27 de Junio de 2011 | Novedades

Crece la moda del libro para jugar

La literatura infantil incorpora objetos y tecnología que permiten a los chicos realizar múltiples actividades.

Los formatos y tamaños varían mucho. Hay volúmenes de 5x5 centímetros hasta de gran formato, de 50x70 centímetros. Muchas veces los libros son producidos junto con los canales de TV para niños y las actividades se relacionan con los dibujitos o programas emitidos.

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Hace treinta años, la generación que hoy es adulta se emocionaba cuando al abrir un libro se formaba la cara de, por ejemplo, un león, con dos cartones que hacían ángulo y conformaban una figura de unos cinco centímetros de altura. Es lo que se llama un pop-up. Hoy, sus hijos también leen libros con pop- ups: son articuladas piezas de ingeniería en papel que llegan a los 40 centímetros de alto, compuestas por decenas de pequeñas piezas. Pero también tienen mucho más. Incorporan tecnología, y son interactivos. Es una clara tendencia: los libros para niños ya no son lo que eran.

"Un libro para jugar, un juego para leer" se lee en Los super premios, de Pablo Bernasconi. Esta afirmación resume la concepción de los libros infantiles del siglo XXI, donde un texto es acompañado de otras actividades que permiten que los niños interactúen con el libro. "Es una tendencia mundial desde hace dos o tres años; el libro es un libro juguete", afirmó Luz Enríquez, directora de la editorial El Ateneo.

"Los chicos ahora tienen muchas más inquietudes, no se conforman con el cuento clásico, están acostumbrados a hacer muchas actividades en poco tiempo", detalló Mariana Teper, mamá de Manuel, de 4 años. "Además, con los libros clásicos la actitud de los chicos es pasiva, sólo escuchan. En cambio, cuando la historia demanda su participación, porque tienen que recortar o responder a alguna pregunta, las actividades son más prolongadas y la atención también", agregó.

La oferta en libros para niños asombra a quienes hace rato dejaron atrás la infancia. En los estantes de las librerías puede verse un teclado de piano para recrear la melodía detallada en un pentagrama, globos e inflador, arcilla para hacer figuras y hornearlas, botones que relatan un capítulo, que emiten música, sonidos o que detallan consignas por realizar; pizarras donde se pueden reproducir los dibujos enseñados; imanes, papeles para realizar un origami, telares, muñequeras con "dispositivos de poder", lectores mágicos que leen los cartuchos que narran cuentos, rompecabezas, títeres de dedo, herramientas de búsqueda, cohetes de goma, tijeras, paños y pompones, proyectores, CD y muchas cosas más. Todos, dentro de un rango de precios que va desde los $ 40 a los 180.

"El desarrollo tecnológico de Oriente permite que se editen libros en texturas como cartón, goma eva, plástico o telas. Además, los producen a gran escala, lo que incide en los costos que son muy bajos. Vienen con pilas e incluyen cualquier material, el pollito se realiza con plumas, el perrito con felpa, cualquier cosa", afirmó Enríquez.

Gloria Rodrigué, dueña de la editorial infantil La Brujita de Papel, explicó: "Tanto chicos como grandes hoy hacemos todo a la vez. Los niños juegan con muchísimos elementos: libro, computadora, tablets , juguetes, van de uno al otro, y manejan todo con una rapidez impactante". Por su parte, Mariana Teper afirmó: "Creo que antes sólo se estimulaba el hábito de la lectura y ahora los libros abarcan muchas otras áreas. En un mismo cuento, hay actividades plásticas, juegos, cosas coleccionables".

Camila Frías, encargada del sector infantil de Distal Libros (sucursal Cabildo), detalló: "Los juguetes están caros y la gente prefiere comprar los libros interactivos, que acercan a los chicos a la lectura y también les brindan juegos y actividades".

Según explicaron los representantes de las editoriales, China es el país que encabeza la producción de libros y la mayoría de los que se ofrecen aquí provienen de ese país. Le siguen España, Inglaterra y Estados Unidos. La Argentina queda muchos lugares por debajo en esa lista y los que aquí se editan poseen ilustraciones y no los elementos complejos mencionados. Un excelente lugar para observar la vanguardia editorial será la 21a Feria del Libro Infantil y Juvenil, que se realizará en el Centro de Exposiciones de la ciudad, desde el 11 al 30 de julio.

"Para abaratar costos se realizan coediciones internacionales y cada país manda su texto en su idioma. Las imágenes se mantienen y luego se agregan los textos en negro. Así pueden realizarse con siete idiomas y tiradas de hasta 30.000 ejemplares", detalló Rodrigué. "En la Argentina, ha habido muchísimos avances, pero aún no tenemos ni la tecnología ni la capacidad de producir grandes cantidades", agregó.

Es evidente que los estímulos que reciben los niños con este tipo de libros distan mucho de los que generaban los de antaño. Por la variedad de ofertas como la computadora, consolas de videojuegos, películas y dibujos animados, los libros infantiles se adaptan y evolucionan para no perder terreno. "El libro no va a desaparecer, pero a partir del desarrollo tecnológico va a ser cada vez más interactivo y complejo", pronosticó Rodrigué.

Por Julieta Molina 
Fuente: LA NACION

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