28 de Agosto de 2011 | Notas

Escasean los juguetes importados más pedidos por los chicos

Las publicidades salen en los canales de cable como Disney, pero algunos productos no están. El fabricante de Barbie, Mattel, está además bajo la lupa de la AFIP.


Desde un estante lleno de polvo, Barbie Malibú mira con aires de revancha. Su turno ha llegado. Despreciada por vieja y un tanto demodé, Malibú ha logrado destronar nada menos que a la preferida: Rapunzel, quien empaquetada y sellada, duerme en algún container esperando ser liberada por un despachante de aduanas.

Si los padres creían que ya habían superado todos los desafíos después de entender las diferencias entre el Halcón Milenario y el Crucero de Ataque de la República, error, porque ahora tendrán que convertirse en detectives para encontrar alguno de los pocos Legos que sobreviven en los estantes de la juguetería antes de que el Día del Niño termine de arrasar con lo poco que queda.

Desde marzo, cuando el Gobierno resolvió aplicar nuevas medidas para restringir el ingreso de productos importados y así mantener estables el dólar y la balanza comercial, faltan buena parte de los juguetes más elegidos.

Además, la AFIP suspendió la licencia a Mattel, a quien acusa de haber cometido varias infracciones aduaneras. Mattel es la empresa más importante del mundo y la que produce algunos de los juguetes más codiciados: Barbie, Hot Wheels o Fisher Price.

"¡No! ...¿Lego Star Wars?, no, el último lo vendí en diciembre", dice Mariela Cayoso, dueña de Compañía del Juguete, en el último piso del shopping Unicenter de Buenos Aires. Ya está resignada a responder siempre lo mismo.

En Santa Claus, El Mundo del Juguete, Falabella y Jumbo, la respuesta es igual. Para las jugueterías, las ventas del Día del Niño representan -junto con las de Navidad y Año Nuevo- el sesenta por ciento del total. La falta de los importados más elegidos los está dejando al borde de un ataque de nervios.

"La Argentina no tiene una industria que pueda remplazar esos juguetes. Cuando faltan esas marcas la venta cae mucho", cuenta Diego Nana, encargado de la juguetería Venpir del barrio porteño de Barracas.

Mercado negro

Pero a pesar de las trabas existentes, en un mercado paralelo en internet y con un click, se puede conseguir desde Rapunzel hasta el último modelo de Playmobil. Se trata de pequeños importadores o comerciantes que consiguen que se los traigan particulares. En muchos casos, además, los productos se venden más baratos que en las grandes jugueterías.

Fue durante el furor importador de los noventa que la industria del juguete se hizo añicos. De las 250 fábricas que entonces formaban parte de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, en 2000 sólo habían quedado en pie menos de sesenta. Pero desde 2007, cuando comenzaron las restricciones a las importaciones, los fabricantes reaparecieron y hoy la Cámara tiene más de cien miembros.

Una de esas fábricas fue la de los ladrillos Rasti. Daniel Dimare, gerente de Márketing, dice que las restricciones favorecieron a la industria y también al mercado: "Se frenó la importación del ladrillito trucho y los fabricantes nos vimos obligados a mejorar nuestra producción para poder exportar. Hoy Rasti tiene 90 empleados y en 2001 tenía sólo once".

De todos modos, las restricciones frenaron productos pero no el volumen de juguetes que desde el exterior llegan al país. Miguel Faraoni, presidente de la CAIJ, admite que los importados siguen entrando y que "durante los seis primeros meses ingresó el mismo volumen que el año anterior".

A diez días para el Día del Niño, no hay explicación que logre calmar a los padres desesperados que prometieron ese Hot Wheels y no otro.

Por Mariana García - Especial para Diario Los Andes

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