En tiempos de altibajos económicos, el armado del local resulta elemental a la hora de llamar la atención de un potencial cliente. Consejos para marcar la diferencia y sumar competitividad.
En tiempos de altibajos económicos, el armado de una vidriera puede resultar clave a la hora de llamar la atención de un potencial cliente para, de este modo, diferenciarse y ganar competitividad. Referentes del mercado, así como emprendedores, comparten sus tips.
Los cambios de imagen en un local pueden tener asociados costos que no siempre se pueden afrontar. “Pero, si bien hay partes más estructurales, como la marquesina, que llevan un costo mayor, en algunos casos, las vidrieras pueden ser un elemento importante a la hora de comunicar y generar más y mejores ventas”, destaca Fernando Álvaro, profesor del Programa Ejecutivo de Trade Marketing de la Universidad de Palermo. “En caso en que tengamos un local que venda productos, estos cumplen dos funciones: satisfacer un deseo de los clientes y, además, contarles para qué otras cosas pueden venir a visitar nuestro local”, agrega.
Para Pablo Brodsky, desde Predial Propiedades, hay que entender al público al que uno se dirige, ya que la comunicación del local va a tratar de centrarse en fomentar que los clientes nos elijan.
Una imagen vale más
“La fachada debe invitar a entrar. Puertas transparentes que permitan descubrir la experiencia a vivir, de fácil apertura y que induzca al tránsito futuro dentro del local”, aconseja Guillermo de Vega, profesor de la Licenciatura en Comercialización de UADE.
“El cliente, desde que ve el local a la distancia o ingresa al mismo, tiene que saber que está entrando en el local de una marca determinada que le provee una experiencia única”, agregan desde Predial. Para Álvaro, la decisión de renovar fachadas o vidrieras debería depender solo de una cosa: cuánto valor le dará el cliente al cambio. Eso se define por tres variables: quiénes son los clientes y cuánto valoran la innovación, cuán importante es el cambio constante en el producto y las situaciones particulares generadas por el contexto.
Las vidrieras también tienen su secreto. “Nos acercan información de lo que podemos necesitar o desear. Sintetizan quiénes somos y cuál es la propuesta; es nuestro principal vendedor y es la primera acción persuasiva”, puntea De Vega. Por eso, su armado es crucial y su éxito se ve reflejado en la capacidad de atraer las miradas, despertar el interés por la compra e inducir al potencial cliente a ingresar al establecimiento y la posibilidad de adquirir nuestros productos”, agrega.
Orden y progreso
Para Brodsky, un factor importante es la iluminación, tanto externa como interna, que tiene que lograr que el cliente quiera interesarse por nuestros productos. Por su parte, Álvaro advierte que amontonar productos es uno de los principales errores. En el afán de querer mostrar todo lo que tiene uno para vender, termina convirtiendo la vidriera de su local en un depósito a la vista. Esto tiene dos grandes aspectos negativos: ninguno se destaca y convierte el local en un ‘tengo de todo’.
“Sin importar cuál sea el negocio, las vidrieras juegan un único papel en la generación de ventas. Hacer que la gente ingrese al local. Que la venta se concrete lo hará el interior del local y los vendedores. Con esto en mente, debemos mostrar artículos o productos que generan el deseo en nuestros clientes”, explica Álvaro. “La distribución del local tiene que estar de forma tal que el cliente encuentre muy rápidamente lo que está buscando”, suma Brodsky.
Por otra parte, no se debe olvidar que la marca constituye la identidad. “Esta identidad debe realizarse de acuerdo con la imagen que se quiere proyectar, que contribuya a la identificación y diferenciación de nuestra propuesta. La combinación de colores, símbolos, signos, grafismo deben transmitir el concepto del punto de venta”, concluye De Vega.
Facundo Sonatti
Fuente: Cronista