Así, las importaciones pasaron de u$s 131,35 millones a u$s 190 millones, según sectoresonline.com, de la consultora Abeceb. De no haber existido aquellas trabas, las importaciones serían mayores aún”, aseguran en la consultora. A casi una semana de la fecha del Día del Niño, las trabas comerciales complican el abastecimiento de productos importados en las jugueterías locales. Pese a las restricciones, las importaciones del sector crecieron un 44% en el primer semestre de 2011.
Los minoristas son los más perjudicados por esta situación.
¿La principal queja de los empresarios? La consabida falta de previsibilidad.
Evitar una fuerte salida de divisas del país es la conquista. Mantener el superávit de la balanza comercial se presenta como la batalla. Y las trabas a las importaciones juegan su rol de armadura. Desde electrodomésticos y celulares hasta autos y productos textiles, las trabas a las importaciones marcan el ritmo de la economía.
Y en el mes del Día del Niño, los juguetes no son la excepción. Pero más allá de los esfuerzos de la Secretaría de Comercio que conduce Guillermo Moreno, las importaciones en el sector aumentaron un 44% en el primer semestre del año con respecto al mismo periodo de 2010. Así, las importaciones pasaron de u$s 131,35 millones a u$s 190 millones, según sectoresonline.com, de la consultora Abeceb. “De no haber existido aquellas trabas, las impo serían mayores aún”, aseguran en la consultora.
Bajo este panorama, las importadoras siguen teniendo problemas con la entrega de sus productos para el Día del Niño, que se festejará el domingo 21 de agosto, una semana después de las elecciones primarias. Un día que, según cada empres, representa entre un 20 y un 60% de sus ventas anuales.
"Hoy hay desabastecimiento, y no podemos traer todo lo que queremos porque la mercadería se demora en depósito fiscal", dice Andrés Cogliano, director de Marketing de Lionel’s. La empresa -que en la Argentina fabrica los legendarios Mis Ladrillos- importa de manera exclusiva las marcas Welly, Kydos y Gloria.
Para Darío Mermelstein, presidente de la Asociación Argentina de Empresas de Juguetes y Afines (AADEJA), hoy no hay desabastecimiento sino "falta de surtido". "La disminución de productos importados en las jugueterías empieza en 2006, pero la problemática se agudizó en 2009 y se profundizó este año". Y agrega: "La verdad es que los chicos se frustran mucho. Se montan publicidades en la tele, se lanzan los productos y luego no están en el negocio".
"La demora en la emisión de licencias se ha agravado y resulta variable. No sabemos si serán 60, 100 ó 150 días", asegura Sandra Zapolski, directora General de Imaginarium en la Argentina. Con nueve tiendas en el país, la filial española trabaja con la misma oferta de juguetes en todas partes del mundo. Para Imaginarium, el Día del Niño representa un 20% de las ventas de todo un año.
Exportar para importar
Si bien las importaciones de juguetes aún no encuentran su techo, la participación nacional en el mercado le sonríe al sector, pues pasó de un 10% en 2000 a un 38% en 2011, según datos de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ). "La industria fue devastada en los '90. De 260 fábricas, en el 2000 quedaron sólo 60. Ahora, 100 fábricas nacionales están a full trabajando para el sector", se enorgullece Miguel Faraoni, presidente de CAIJ.
"Es necesario que por lo menos exista un 50% de productos importados y marcas internacionales. Las licencias no automáticas hicieron que la industria argentina invirtiera más en máquinas, en tomar licencias de personajes de moda, en diseñadores industriales", asevera Daniel Dimare, director de Marketing y Comunicación Institucional de los juguetes Rasti. En este caso, el Día del Niño representa el 60% de sus ventas anuales.
Al amparo de estos números promisorios, la variable de ajuste también pasa por la balanza comercial de cada compañía. "Hay importadores que charlaron con el Gobierno para explicarles que hay productos que no se pueden fabricar acá y no tuvieron buenos resultados. La respuesta de la Secretaría es ‘si estoy trabando medicamentos, los juguetes no son de vida o muerte’", admite ante We un empresario del sector que prefiere no revelar su nombre.
Una de las empresas hoy más complicadas es la multinacional Mattel. La dueña de Fisher-Price, Barbie y los autos Hot Wheels tiene suspendidas sus importaciones en el marco de una investigación por el incumplimiento al presentar certificados de origen en la mercadería en 39 operaciones en el puerto de La Plata.
En el país, Imaginarium importa el 90% de sus productos y a través de terceros, fabrica el 10% en suelo argentino. Sin embargo, Zapolski sostiene que no se puede sustituir el 100% de su oferta con fabricación nacional. "Por cuestiones como calidad o tecnología, los productos que vendemos no se pueden fabricar en el mercado local". Desde pistas y trenes a pila o eléctricos hasta piletas y colchonetas varían las importaciones de la empresa que aquí fabrica los Rasti. Para Dimare, "la escala no justifica hacer un desarrollo del producto en la Argentina, y sólo se produce en China".
Por su parte, en 2010 Lionel’s firmó un compromiso de exportación con la Secretaría de Comercio para llevar Mis Ladrillos a Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay, Colombia y Perú. "Nuestra facturación es pareja, un 50/50 entre nacional e importado. Ya queríamos alcanzar ese porcentaje, pero hoy se ve forzado por las restricciones a las importaciones. De todos modos, tenemos la esperanza de que esto se va a acomodar", adhiere Cogliano.
En este contexto, no son pocas las multinacionales que decidieron poner un pie en el país. Entre ellas se destaca la empresa brasileña Sulamericana, que fabrica disfraces, y la italiana Chicco, que abrió una planta en Victoria para que sus juguetes para bebés sean made in Argentina. A su vez, la estadounidense Hasbro se asoció con la local Toyco para comercializar sus productos.
Sin horizonte
"Estas trabas benefician al consumidor porque "le llegan productos nobles y no hay evasión fiscal", dice el director de Marketing de Rasti. Pero Dimare advierte que el principal perjudicado es el comerciante minorista, que no puede ofrecer surtido a sus consumidores. "No es lo mismo vender una muñeca Barbie a $ 300 que una nacional por $ 50. El ticket promedio es muy bajo, y el minorista no hace caja".
Atrasarse en la venta de productos y no poder satisfacer a la demanda son otras consecuencias directas de las trabas a las importaciones. Sin embargo, la falta de incertidumbre se presenta como la principal queja de los players del sector. Para Zapolski, "si las licencias no fluyen en los 60 días, se perjudica el aprovisionamiento y nos genera una imprevisibilidad con la que hay que pelear".
A su vez, Cogliano explica que la demora de los juguetes en el depósito fiscal puede forzar al aumento de precios. "Si la mercadería que debería llegar en noviembre llega en enero o febrero, ya la tengo vendida antes de que arribe. En el interín puede aumentar el dólar, o se suman gastos extras que no teníamos contemplados", dice el director de Maketing de Lionel’s. "Por supuesto que apoyamos el concepto industrial en el país, porque muchos somos industriales, y sabemos lo que significa la problemática de no contar con las herramientas para poder producir. Lo único que pedimos es un horizonte de factibilidad", concluye Mermelstein.
Por Jorgelina do Rosario
Fuente: Diario El Cronista