13 de Mayo de 2013 | Notas

El dilema del jefe: ¿decir o preguntar?

Un líder de una organización se plantea la conveniencia de bajar órdenes o participar a su equipo de las decisiones. ¿Qué es lo que se espera de él?


Los líderes del pasado sabían cómo decir, y los líderes del futuro sabrán cómo preguntar, dijo Peter Drucker hace algunos años. Y se refería al cambio en la forma de comunicarse que necesitan incorporar los jefes ante los diversos desafíos que enfrentan en la actualidad. Y claramente, dependiendo de la elección al comunicarse, son los resultados que se lograrán.

Decir implica dar una indicación o sugerencia acerca de lo que un empleado tiene que hacer o cómo tiene que hacerlo. La consecuencia es que el aprendizaje del empleado es superficial: no tiene que pensar, la información le viene de afuera y procesada. Constituye una situación cómoda. No estamos diciendo que decir está mal, sino que lo negativo radica en si ésta es su forma de comunicación recurrente y habitual con su empleado: genera dependencia, desmotivación y empleados no pensantes.

Sugerimos decir para los casos en los que un jefe necesita comunicar la visión u objetivo que define la empresa: decir qué es lo que hay que hacer. Por otro lado, preguntar implica accionar desde la creencia de que mi interlocutor es el que sabe y para eso le pregunto. Y el jefe entiende que su poder no radica tanto en el conocimiento técnico, sino en su habilidad y capacidad para manejar un equipo. Preguntar tiene múltiples beneficios:

  • 1. Logra que nuestro interlocutor salga de su zona de comodidad y tenga que pensar para encontrar una respuesta.
  • 2. Genera compromiso, motivación y responsabilidad.

Está estudiado que para que una persona se comprometa verdaderamente a llevar adelante una acción, se tienen que dar dos condiciones: que pueda elegir y que la acción provenga de él. Si un jefe dice lo que hay que hacer, no se da ninguna de estas condiciones.

  • 3. Aumenta la confianza. La autoconfianza del empleado, ya que se da cuenta de que él mismo tiene respuestas, y también el vínculo jefe-empleado, porque el empleado observa que su jefe confía en él para encontrar respuestas.
  • 4. Desarrolla el potencial de los empleados. Las preguntas del jefe generan en el colaborador el hábito de hacerse preguntas él mismo cada vez que tenga una situación por resolver. Es decir hay un aprendizaje de largo plazo.

Entonces, para un estilo de liderazgo altamente efectivo, sugerimos que utilice más el preguntar que el decir a la hora de comunicarse con su equipo de trabajo.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar

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