El movimiento que comenzó en Europa y Estados Unidos hace unos años empieza tímidamente a ganar agenda entre los fabricantes locales.
Mattel tomó nota de los cambios de época y de las nuevas demandas. Su producto estrella, la icónica muñeca Barbie, que en 2021 cumplió 52 años, viene atravesando en el último lustro un fuerte proceso de transformación. Luego de haber sido duramente criticada a causa de los estereotipos corporales poco realistas que imploraba, en 2016 incorporó modelos que incluyeron la serie alta, baja y curvy, y el año pasado se viralizó un video a través de YouTube que se alzó como ejemplo de inclusión en el que Barbie y su amiga Nikki hablaban sobre justicia racial.
Hoy, ya lejos de la uniforme figura hiperdelgada, Mattel produce Barbies con 22 tonos de piel, 94 colores de pelo, 13 colores de ojos y cinco tipos de cuerpo. Y los resultados de sumar inclusión y diversidad no se hicieron esperar: en 2020, la firma cerró su mejor año en ventas de las últimas dos décadas, reportó un artículo de Bloomberg publicado en febrero de este año. ¿Cuál fue la muñeca más vendida? La Barbie en silla de ruedas.
El caso de Barbie, así como el de Lego, que este año lanzó su primer set con temática LGBTQ, llamado Everyone Is Awesome, ilustra cómo la industria del juguete comienza a tomarse en serio los cambios de época. Y, si bien en el mercado argentino, la tendencia todavía es muy incipiente, el tema empieza a ganar espacio en la agenda de varios de los jugadores del sector.
Lego.
Así lo entienden desde la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), que vienen impulsando iniciativas dirigidas a promover una mayor inclusión. “El cambio de la mirada de la sociedad sobre la equidad de género e inclusión permitirá abrir el camino hacia la búsqueda de lo que realmente se puede llegar a valorar de las propuestas con perspectiva de género y/o enfoque inclusivo de la industria argentina”, comparten desde la CAIJ.
Algunas empresas argentinas comenzaron ya a plasmar en la presentación de sus juguetes parte de los conceptos de inclusión de género, por caso, que viene clamando la agenda social. Un ejemplo es la línea de cocinas de Petit Gourmet de Lionel's, con un enfoque sin distinciones de género. O las pochocleras CIME, en cuyo packaging se pueden ver niños cocinando.
“Los niños y las niñas se divierten sin asociar un color o juguete al género. El enfoque del juego sin parámetros es fundamental a la hora de diseñar y fabricar juguetes, por la implicancia y responsabilidad que conlleva esta industria. Además es fundamental para construir una propuesta de juegos y juguetes con potencial de diferenciación y cultura local”, destaca Emmanuel Poletto, presidente de la CAIJ.
Para la psicóloga Beatriz Goldberg, especialista en crisis individual y de pareja y autora de más de 20 libros, “lo más importante es que los chicos puedan incluirse en los juegos. Los chicos se educan también con los juegos e influye el tipo de producto que uno elige para sus hijos”, comparte a Forbes.
Federico Galanterni, director de Casita de Muñecas, apostó por la inclusión y la diversidad, luego de incorporarse a la empresa familiar, dedicada desde hace varios años a la fabricación de juguetes. “Después de analizar varias alternativas, siempre dentro de la industria del juguete, nos dimos cuenta de que había un nicho de mercado poco explorado en los bebotes de apariencia real”, recuerda al frente de la compañía que, desde 2015, produce unos 70.000 bebés de juguete y accesorios por año y emplea a 25 personas.
Federico Galanterni, Casita de Muñecas
Entre su portfolio de más de 100 productos, en los que hay muñecos que representan a diferentes etnias, la firma lanzó a Oli, el primer bebote con rasgos de Síndrome de Down. “Surgió de una anécdota que me conmovió: me llegó el comentario de una niña con Síndrome de Down que no jugaba con muñecas porque decía que ninguna se parecía a ella. A raíz de este caso me di cuenta que había algo que estaba faltando, algo que había que hacer por niños y niñas”, comenta en diálogo con Forbes.
El desafío fue enorme. Galanterni se puso en contacto con el equipo de la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra) para buscar asesoramiento. “Oli no es un producto más, es un eslabón de un gran proyecto que hoy llevamos adelante en Casita de Muñecas, desde donde promovemos el juego inclusivo, diverso y plural”, dice Galanterni, quien espera comenzar a exportar a Uruguay y a Chile de cara a 2022.
De hecho, este año la empresa sumó a su catálogo a Eli, un bebote con implante coclear. “En ambos casos, la respuesta fue asombrosa, hemos recibido infinidad de mensajes de familias agradecidas por estos muñecos. Muchos profesionales que trabajan con niños y niñas con estas patologías se han acercado para contarnos lo bien que les hace a los niños y niñas este tipo de juguetes, y cómo los ayuda a ellos para sus terapias”, dice Galanterni, que sigue trabajando con Asdra y Fundación Fanda, además de estar en contacto con varias ONG con las que colabora con donaciones de juguetes.
Casita de Muñecas fabrica bebotes de apariencia real.
Atender a la diversidad mediante juguetes y productos de apoyo que potencien el juego educativo, la inclusión escolar y el desarrollo integral de los chicos en casa, en la escuela y con terapeutas motivó a Daniela Briñon a fundar en 2013 Zona de Sentidos, el emprendimiento con el que fabrica juguetes y productos de apoyo para chicos con discapacidad.
A partir de la experiencia vivida con su hija Sofía, diagnosticada con encefalopatía crónica no evolutiva (ECNE), conocida como parálisis cerebral, a Briñon le constaba conseguir juguetes y materiales de apoyo para chicos con desafíos en su desarrollo. “Decidí comenzar a producir y buscar materiales para padres y terapeutas”, comenta.
Daniela Briñon, fundadora de Zona de Sentidos.
La emprendedora empezó su proyecto con una inversión inicial de $ 10.000 y en Zona de Sentidos, declarado de interés legislativo por la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, trabajan dos personas, además de un equipo externo de diseñadores y comunicadores. Opera principalmente a través de su tienda online, y también utiliza WhatsApp para generar ventas, así como redes sociales. Asimismo, cuenta con un showroom en el barrio de Belgrano.
Ronit Bircz, socia de la jugueterías Mono Coco, con locales en Caballito, Nordelta, Pilar y Soleil, viene de una familia de jugueteros. Sus padres, de hecho, fueron los ideólogos de la Valija Juliana a mediados de los 80. Hoy, junto a su hermana Yael, comanda la cadena que con la que produce, importa y comercializa juguetes.
“El cambio de paradigma es super interesante. En las jugueterías, en una época se planteaba todo lo de varón por un lado y lo de nena por el otro. En aquel momento, era lo más lógico de implementar comercialmente. Hoy no está tan sectorizado”, analiza Bircz, quien lleva más de 15 años en el rubro. “Llenar la juguetería de chicos es hermoso; estamos implementando mucho juego dentro de las jugueterías, con mesas en las que ponemos juguetes a disposición para que los chicos jueguen y espacios de lectura con silloncitos”.
“Es importante el desarrollo de la imaginación en cualquiera de los géneros y resaltaría la importancia de juegos creativos. Y es clave la inclusión en todo, en los chicos con otros amigos, con otros compañeros, en que podamos ayudar al que necesita”, agrega Goldberg.
Sin embargo, y si bien la industria local parece estar tomando nota de estos cambios, todavía queda un largo camino por recorrer. Daniel Dimare, director de Marketing y CCII de Juguetes Rasti, la firma familiar que emplea a 72 personas, observa que aún es muy incipiente la demanda de juguetes más inclusivos por parte de los adultos. “Es más, la mayoría de los padres sigue demandando ciertos juguetes bien diferenciados para ambos sexos. La industria del juguete argentino está cambiando lentamente, principalmente por la demanda adulta que aún exige 'la cocinita rosa' y algunos pocos exigen 'la cocinita unisex'”, dice.
Daniel Dimare, de Rasti.
De su experiencia con Rasti surge que las niñas compran los kits unisex y arman tanto autos y aviones como unicornios y casitas y castillos para sus muñecos, y los niños construyen castillitos de fantasía y unicornios. “Todavía tiene que cambiar mucho la mentalidad adulta para que se masifique esta tendencia de no división por género de los juguetes”.
En la compañía, desde 2017 vienen imponiendo el concepto de “juego libre” con Rasti que no solo representa el construir libremente, sin guías, sino que implica jugar libremente sin ataduras sexistas y desde entonces nuestros desarrollos de kits Rasti son unisex.
Respecto a la inclusión de chicos con capacidades diferentes, el tema, sostiene Dimare, es más complejo dado que no todos los juguetes se pueden adaptar para esos niños. “En nuestro caso, lanzamos un sistema de Orientación y Movilidad (OyM) para chicos con disminución o pérdida de la visión en conjunto con diseñadoras de Córdoba. Este sistema de piezas encastrables permite construir los ambientes de la vivienda o escuela de estos niños y a través del tacto descubrir los distintos ambientes, escaleras para facilitarles una sensación 3D donde moverse”, comenta Dimare.
Asimismo, la empresa desde 2008 viene trabajando fuertemente el tema de la diversidad y la inclusión de personas con discapacidad en el ámbito productivo. “Damos trabajos a talleres protegidos de la ONG redActivos y La Usina, que emplean a adultos con discapacidad. De esta relación, ellos han sido los productores de muñecos articulados de Blocky y han decorado juguetes Bimbi. Más recientemente, a través del estudio creativo Gota de la misma ONG, donde emplean a personas con discapacidad mental para aportar ideas creativas para desarrollos y diseños de packaging, hemos cocreado Rasti Sorpresa: 5 personajes super disruptivos y el packaging de los mismos; la réplica en Rasti de la pickup Alaskan de Renault, los 5 kits Rasti de la promo junto a Axion”.
Rasti
Por otra parte, Rasti también trabaja en equipamientos para robótica, dirigidos a instituciones educativas. “Estamos avanzando con el edutainment: educación a través del entretenimiento útil o lúdico en los hogares y escuelas. En los equipamientos de robótica educativa, no nos quedamos solo en el producto físico, sino que también, junto a una empresa de Francia, estamos cocreando un simulador virtual 3D de programación de los equipamientos Rasti para escalar este desarrollo a escuelas que no puedan adquirir equipamientos para todos los alumnos o para llegar a otros países”, comparte Dimare.
Junto a profesionales de la educación, la firma desarrolla contenidos educativos digitales para padres y profesores, Rasti ABJ, actividades basadas en el juego, que promueven el vínculo lúdico con las distintas materias escolares, para que puedan enseñar y llevar adelante actividades utilizando los bloques, potenciando las distintas dinámicas de trabajo en casa, en el aula, el trabajo individual y las dinámicas grupales colaborativas.
“La inclusión se está dando de distintas maneras:en el lenguaje, en la indumentaria y en infinidad de cosas. El avance es de a poco, requiere tiempo pero, afortunadamente, se está visibilizando cada vez más. Muchas industrias se ven atravesadas por este avance y es ahí donde hay que trabajar fuerte y de manera comprometida”, cierra Galanterni.