23 de Julio de 2012 | El Dato

Jugar a la bolita, una tradición que sigue viva gracias a una sola fábrica

La empresa Tinka es la única en el país que produce las famosas "canicas". Fue fundada en 1953, hace casi 60 años, en Santa Fe y en la actualidad fabrica 400.000 unidades diarias

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Los más chicos han nacido inmersos en la tecnología. Hoy resulta difícil poner en contacto a los niños con actividades como jugar a la rayuela o remontar un barrilete. Son quizás pocos los que preferirían estos juegos a aquellos para jugar online o en consolas como Xbox 360 o Wii.

Sin embargo, hay quienes intentan mantener vivos este tipo de entretenimiento para chicos, que quizás muchos consideren de antaño. Jugar a las bolitas es parte de ese pasado que se intenta mantener vivo.

La fábrica Tinka, en San Jorge, Santa Fe, tiene más de 60 años y fue la primera y única fábrica de bolitas del país y en la actualidad sigue en funcionamiento, informa hoyTiempo Argentino.

Víctor Hugo "Tito" Chiarlo es su fundador. Llegó a San Jorge a los 15 años, luego de la muerte de su padre. Allí, comenzó a trabajar en Saica, una cristalería local. Un día, el gerente trajo un máquina de hacer bolitas de Italia, y todo cambió a partir de ahí, ya que Chiarlo se dedicó de lleno a fabricarlas.

Corría el año 1953 cuando fundó Tinka, que tuvo una producción inicial de 36.000 unidades diarias.

El nombre, cuenta su fundador, viene de uno de sus viajes por Formosa, cuando vio a unos chicos jugando a las bolitas en la calle. Para festejar algún golpe, gritaban "¡Tinca!". "Cambié la 'c' por 'k' para que sonara a marca japonesa", cuenta Chiarlo.

Su fábrica funciona los siete días de la semana desde su apertura. Además, allí se fabrican las bolitas que se ponen dentro de los aerosoles.

En la actualidad, la fábrica, en donde se puede hacer visitas guiadas, produce cerca de 400.000 bolitas de vidrio por día, que vende en bolsitas de 100 unidades a los distribuidores de todo el país, donde es la única planta de este tipo.

En 1993, la fábrica compró una máquina taiwanesa que les permitió aumentar su producción de bolitas de 6000 a 8500 por hora, lo que le permitió alcanzar ese ritmo de producción. "En la Argentina se venden bolitas originarias de China y México. Pero son mucho más caras", agrega.

De a poco, Don Tito, como lo llaman, está cediendo el mando de la fábrica a su sobrina y a su hijo Adrián.

Este último señala que se ha dado una especie de renacimiento de este juego en todo el país. "Hemos colaborado con campeonatos organizados en varios lugares del país. Además, el contacto que mantenemos desde hace años con las fundaciones y las ONG nos permite llegar con nuestro juego a algunas comunidades aborígenes", relata.

Tito señala las bondades de este juego: "No importa que ensucie la ropa, porque implica aire libre y no drogas".

Fuente: Infobae.com

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