Guerra de tarjetas y más alternativas para fidelizar la clientela también en Buenos Aires Parecería que ya no se sabe qué inventar para mover el mercado en la Argentina, donde la guerra de las promociones con tarjetas está en uno de sus momentos más virulentos, con bajas de hasta el 30% y cuotas casi a perpetuidad.
Por Carmen Acevedo Díaz
Fuente: La Nación - 24/06/2010 - Página: 4/Moda & Belleza
Tantos días, tantos bancos, tantas tarjetas especiales y tantos porcentajes de descuento involucrados que al menos en la moda los potenciales consumidores tienen que ejercitar la memoria para que ninguna oportunidad se les escape. Con este calendario de descuentos in mente van y compran, muy bien, por lo que se sabe.
En paralelo, otros se suben a la última ola, que postula la compra como hecho emocional y superador de la necesidad de adquirir algo, y la transforma en experiencia personal distinta y sentida.
Una de las pioneras en esa corriente es la norteamericana Abercrombie & Fitch. En Nueva York, la cola para entrar en su local de la Quinta Avenida da vuelta la cuadra. Adentro, la oscuridad onda disco, uno que otro Adonis que ha olvidado ponerse la remera dispuesto a recibir a las visitas; Ateneas también amables, música que envuelve y un orden constante en manos de los anfitriones frente a la conocida tendencia del público a dejar todo más revuelto de lo que estaba. La ropa, nada, jeans rotos, buzos y remeras básicas de algodón, con el plus de la marca y la estampa.
Ese espíritu diferenciador de a poco va asomando por acá y hoy tendrá una de sus manifestaciones en el encuentro cercano que mantendrá Mariana Dappiano con sus clientas. Lookeadas con su ropa y maquilladas por Natura desfilarán en su local ante otras invitadas. Ahí estará la diseñadora, dando consejos de estilo y contestando consultas en un clima fidelizador de seguidoras.
En la misma corriente, y a su manera, creativa y desinhibida, Martín Churba prepara otra edición de Tramando Nights para los primeros días de julio en su local de Recoleta: un montón de ropa de esta y otras temporadas para que la clientela se pruebe (sin probador, eso sí) y ensaye combinaciones impensadas con precios muy rebajados.
Un juego creativo y redituable.