¿Qué tienen en común el mouse de Apple, la cámara de Polaroid y la Palm V? Podemos coincidir en decir que son productos y servicios innovadores; pero no sólo eso. Todas estas creaciones provienen de un mismo lugar: IDEO.
IDEO es una agencia de diseño californiana que se especializa en innovación y que ayuda a las empresas a generar más y mejores ideas. IDEO nació hace ya dos décadas con un equipo de veinte diseñadores y cuenta hoy con un staff de más de 500 personas provenientes de los más variados campos del saber.
Tom Kelley se ubica a la cabeza de todo este grupo de personas y se destaca también como un excelente conferencista y autor de dos destacados libros sobre innovación: El arte de la innovación y Las diez caras de la innovación.
¿De dónde provienen las buenas ideas?
¿Cómo lograr que mi compañía innove?
¿De dónde proviene la “chispa” de la inspiración?
Para Kelley una de las claves parece ser el trabajo en equipo. Según el autor, no debemos esforzarnos porque nuestras empresas tengan una “mente brillante” o un individuo innovador, sino un equipo brillante, un equipo innovador. Si bien señala que una persona puede realizar grandes aportes, en un contexto de negocios se trata de equipos innovadores. Aun las creaciones de los grandes “genios solitarios”, como Thomas Edison por ejemplo, son el resultado de un trabajo de grupo, de varias personas que colaboran para que las ideas puedan plasmarse y volverse realidad.
Interpolinizadores, arquitectos, narradores de historias, antropólogos, directores, escenógrafos o ángeles de la guarda son algunas de las funciones que cada uno de los integrantes de un equipo de trabajo desempeña en la carrera por generar una nueva idea.
A la hora de contratar a un nuevo integrante del equipo, afirma que es importante poder encontrar mentes innovadoras que puedan actuar de “comodines”. Esto es, actores que no ocupan un rol fijo, sino que tienen la capacidad de adaptar distintos personajes, pensar como ellos y ser empáticos al lograr ver cómo piensa el resto.
En IDEO están dispuestos a prescindir de las personas brillantes. Contratarán a aquellos candidatos que no sólo tienen una mente innovadora, sino que pueden desarrollar otras habilidades más allá de su especialidad.
Finalmente, Kelley comparte su último secreto: el cliente no es un agente externo sino que se involucra y forma parte del proceso. El cliente es un miembro más del equipo, un agente más que encausa su energía, su creatividad y su trabajo para lograr el éxito.
Tom Kelley nos muestra así la punta del iceberg, las primeras claves del éxito que deberán acompañarse también de una mente abierta y flexible en sus esfuerzos de innovación.
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