Nadie va por las oficinas de la empresa gritando “la empresa soy yo!”. No es una frase amable, que la capacidad directiva pondría al servicio de la conducción. Lógicamente, no se piensa en esos términos. Pero…muchas acciones cotidianas ponen en evidencia esta creencia. Como se manifiesta? Que podemos hacer?
Autor: Nestor Rabinovich
Fuente: Infobae