Conquistar a los grandes puede dar trabajo. Pero los chicos tampoco son fáciles. Se trata de un público exigente, que castiga la mentira y la mala calidad; y selectivo. Los chicos tienen muy en claro qué es lo que quieren. Los fabricantes del sector juguetero lo saben. Por eso, el diseño y el marketing se convirtieron para ellos en importantes herramientas de comunicación.
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