Son el 96% de las empresas del país y generan el 45% del empleo, pero tienen un alto grado de informalidad; se les abre una puerta hacia la exportación, pero deben hacer inteligencia comercial para elegir mercados.
Son vitales para la generación de empleo, representan a la mayoría de las compañías que hay en el país y tienen una flexibilidad que les abre un sinfín de oportunidades. Se trata de las pequeñas y medianas empresas (pymes), que en la actualidad se encuentran en un estado de estancamiento en el país, pero que tienen por delante un escenario promisorio si es que ajustan algunas tuercas y desarrollan todo su potencial, según coinciden los especialistas.
El 96% de las 520.000 empresas que hay en la Argentina son pymes; participan en 4,6% de las exportaciones locales (70% de las cuales va a América latina) y 27% de ellas tiene como principal cliente a una firma grande, según destaca un informe de la consultora Abeceb. Aún así, están lejos de sus "pares" de países desarrollados: según un estudio de la consultora DNI (Desarrollo de Negocios Internacionales), en América latina generan menos del 30% del producto interno bruto (PBI), mientras que en economías centrales su participación es del 60%.
La realidad de estas compañías, su problemática actual, su enorme potencial y sus oportunidades de exportación fueron algunos de los temas que se trataron en el encuentro "Pymes, el motor del desarrollo", organizado por LA NACION en el Malba. Justamente, para profundizar en sus fortalezas y debilidades se abrió la jornada con un panel integrado por Silvia Torres Carbonell, directora del Global Entrepreneurship Monitor y directora del Centro de Entrepreneurship del IAE; Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, y Dante Sica, titular de la consultora Abeceb.
En un mundo dominado por la tecnología y la innovación, estas empresas tienen una enorme oportunidad, según Torres Carbonell. "Hoy, los cambios disruptivos están mutando la forma en que hacemos todo. Y en ese contexto, son justamente las pymes argentinas las que tienen la posibilidad de ganar nuevos lugares, siempre y cuando les prenda el bichito emprendedor e innovador", destacó la académica.
Las pymes son importantes, además, porque tienen un fuerte impacto sobre el nivel de empleo. Son altamente flexibles y muy dinámicas, en un mercado donde los consumidores son cada vez más exigentes, y tienen una demanda diferenciada, según explicó Sica. "Tienen la agilidad para adaptarse a los cambios, mientras que las grandes empresas son transatlánticos a los que les cuesta dar la vuelta. Las pymes tienen mucho campo para ganar", remató.
¿Pueden exportar? Elizondo recurrió a varias cifras para responder que sí. En los países desarrollados, su participación en las exportaciones es mucho más alta que en la Argentina. Aquí las pymes no llegan a explicar el 10% de las exportaciones, mientras que en la Unión Europea están en más del 30% y en Japón y Corea, cerca del 40%. "Por lo tanto, sí pueden exportar, pero requieren cierto contexto macroeconómico más favorable que el que tenemos acá, y también esfuerzos propios, en el vínculo con su propio entorno más cercano", afirmó el director de DNI.
En lo que respecta a los mercados, en la Argentina está ocurriendo un cambio de las plazas de mayor relevancia para sus exportaciones. Este fue históricamente un país que exportó, sobre todo, productos de empresas grandes a América latina y Europa, dijo Elizondo. Ahora, si se mira lo que ocurrió en los últimos cinco años, los que más crecen como receptores de exportaciones argentinas son mercados asiáticos, como Vietnam y Arabia Saudita, o incluso europeos no tradicionales, como Polonia, y algunos latinoamericanos.
Para Elizondo, hay un corrimiento y hay que hacer foco en esos destinos que deparan oportunidades nuevas: Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, Tailandia, Malasia y los países del Magreb. "Están entre los 25 principales importadores mundiales, pero que no son mercados que la Argentina tuvo tradicionalmente como foco de interés. Son mucho más viables para las pymes, porque les es muy complejo llegar a plazas que requieren una escala inaccesible, como China o la India; es más fácil llegar a estos nuevos mercados, más adaptables para la oferta local", dijo.
Para ello, las exposiciones y ferias son de gran utilidad, pero, sobre todo, lo que hay que hacer, según Elizondo, es inteligencia comercial. ¿Cómo? Detectar cuál es el mercado, cuál es el nicho, cuáles son las condiciones de acceso, las normas regulatorias, los usos y costumbres, los modos desde los que se puede desarrollar el negocio, si conviene tener un socio o no, entre otras acciones. "Ésta es una capacidad de una empresa previa a cualquier instrumento de desarrollo de un mercado, porque hoy son cada vez más segmentados, en los que hay nichos para casi todo y todos, en los que es más sencillo detectar dónde está la oportunidad para una oferta y donde se puede ver a dónde hay un cliente adecuado", acotó Elizondo.
En un contexto local e internacional en el que hay constantes amenazas, es necesario también saber capitalizar ese entorno. El mejor modo de hacerlo es con innovación, subrayó Torres Carbonell. "Las empresas que lo único que quieren es sobrevivir, en un entorno mundial y local como el que vivimos, van hacia la decadencia. Las que quieren enfrentar las amenazas, tienen que tener una visión de que el concepto es estar permanentemente alerta para capturar las oportunidades", opinó la experta.
En segundo lugar, tienen que prepararse para ello y deben transitar el paso de la incertidumbre al riesgo. ¿Cómo lo pueden hacer? Con información, con capacitación, con acceso a un capital social y a otras personas que saben, y con la incorporación de lo mejor de la tecnología en el mundo, y no esperando a ser protegidos. "Uno de los problemas que tenemos en nuestro país es que la competitividad está degradada y las pymes tienen todas las capacidades para ser competitivas, porque no tienen todo el bagaje burocrático de procesos y metodologías que las complican. Pero eso no quiere decir que no deban ser buenas empresas. Para eso tienen que planificar, incorporar nuevas tecnologías, retener sus mejores talentos y animarse a mirar al mundo", agregó.
A la hora de hablar de empleo, Sica observó que aquí las pymes generan el mismo empleo que sus pares en países desarrollados, es decir, un 45% del total. Ahora, hay un problema: el mayor grado de informalidad se da en este sector. "En pymes de menos de cinco empleados se concentran los mayores grados de informalidad -precisó el consultor-. Ahí juegan mucho los problemas de competitividad."
Es claro que muchas veces la misma estructura tributaria y las propias trabas burocráticas generan fuertes barreras que hacen que las pymes busquen la informalidad en el empleo para poder mantenerse en el mercado. Pero también es claro que no debería ser así. "Ése es un tema que hay que ver muy bien y atacar, porque en la medida que se generen más barreras, la informalidad va a ser una de las cartas que seguirán usando la pymes para seguir vivas", advirtió Sica. Aun con todas las debilidades que presentan hoy las pymes, Torres Carbonell es de las que prefieren ver el vaso medio lleno. Hay muchos que observan el futuro con optimismo a pesar del contexto, refiere la especialista. Particularmente, respecto de las pymes, es sorprendente el potencial que tienen. Incluso empresas familiares, que hoy aplican una teoría que se llama entrepreneurship transgeneracional, por la cuál las nuevas generaciones en vez de pensar cómo administran lo que le deja la generación anterior usan todo eso para incorporar innovación y ver nuevas oportunidades.
"Cuando se libera a las pymes de esa suerte de maldición, de que son víctimas, y se las potencia con espíritu emprendedor, que debería estar en toda actividad humana, pueden lograr cosas muy importantes. Los gobiernos e instituciones tienen que promover esa libertad de crear", añadió la profesora del IAE.
En lo que hace al estadio macroeconómico de estas empresas, están en términos generales igual que toda la economía, respondió Sica. En los últimos cuatro años desaparecieron 1200 pymes exportadoras, lo que da una dimensión de la pérdida de competitividad que tiene la Argentina, porque las primeras víctimas de la caída del tipo de cambio son, justamente, estas firmas, que no tienen capacidad financiera para poder soportar una baja temporal del valor de la moneda.
Las condiciones competitivas hoy están mal. Hay atraso cambiario y costos en dólares que aumentan fuertemente y sacan de la competencia. "Lo que cuesta ganar un mercado es mucho y se lo pierde quizá porque se trata de empresas chicas que tienen baja estructura financiera y de profesionalización y no pueden mantenerse [sólo 26% se financia con crédito bancario, según Abeceb]. Por otro lado, están castigadas también en el mercado interno, con la inflación como el principal enemigo de cualquier proyecto a largo plazo", remarcó Sica.
Repensarse desde la innovación. Ése parece ser otro desafío de las pymes. Para Torres Carbonell, tendrían que hacer inteligencia comercial no sólo para los productos y servicios que hoy venden, sino también para los que podrían vender. "Innovar tiene que ver con mirar qué pasa en el mundo, las grandes tendencias hoy pasan por el Big Data, la Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial. Y las pymes tienen la chance de hacerlo más rápido con un enorme potencial de innovar", estimó la especialista.
En tanto, Elizondo dijo que hay planos donde las pymes pueden hacer mucho, sobre todo en el desarrollo de atributos competitivos. ¿Cuáles son? "Una estrategia comercial adecuada, innovación (que no es hacer lo que otros hicieron pero mejor, sino que es hacer lo que otros no hicieron), y desarrollo de reputación", contestó el ex director de la Fundación ExportAr. Para el titular de Abeceb hay que poner la mira en la competitividad. En este sentido, dijo que hay tres niveles: la que da la macroeconomía, que es el tipo de cambio; la propia de la empresa, que tiene que invertir, tener buenos recursos humanos y estructuras organizativas profesionales para poder enfrentar las vicisitudes del mercado; y la sintética, que implica a los costos de logística, la estructura financiera y la tributaria.
Con la vista en el largo plazo, Torres Carbonell concluyó que planificar, algo que deben hacer las pymes, es imaginar el futuro, pero, además, construirlo. "Hay que saber que la planificación es sólo una herramienta y que no tiene que ser un corset. En un futuro, estas pymes deberían ser firmas de tecnología dedicadas a las distintas disciplinas del mundo real", señaló la académica.
"Uberización" de la economía fue uno de los términos que usó la experta para ilustrar cómo será el mundo que se viene para las pymes. La interrelación, usar recursos de otros y vincularse para hacer un mejor uso de lo que está instalado, todo se encierra dentro de ese concepto. En conclusión, es hora de que las pymes argentinas empiecen a bucear en la innovación y dejen de pensar en el próximo subsidio. Sólo así, volverán a ser el gran motor de la economía.
Qué lugar ocupan estas compañías en la economía argentina
Enorme mayoría
El 96% de las 520.000 empresas que hay en la Argentina son pymes
Exportaciones
Representan el 4,6% de los envíos argentinos al exterior (70% de los cuales va a América latina)
Empleo e informalidad
Al igual que en los países desarrollados, generan el 45% del empleo en la Argentina, pero sufren un alto grado de informalidad
Falta de crédito
Uno de los males que las aqueja es la falta de financiamiento: sólo el 26% se financia con préstamos bancarios
30%
Participación
Es lo que representan del PBI en América latina, mientras que en economías desarrolladas llegan hasta el 60%
54%
Servicios
Es el porcentaje de las pymes argentinas que se dedican a la prestación de servicios
Firmas destacadas
Tienen mayor capacidad de adaptación ante cambios en la demanda; son núcleos de generación de nuevas tecnologías, y tienen la posibilidad de diferenciarse ante producciones de mayor escala.
Mirá toda la cobertura del encuentro "Pymes, el motor del desarrollo" organizado por LA NACIÓN.
Fuente: La Nación