Emprender y no morir en el intento. Encaminar nuestro sueño, cuidar que el mismo se concrete y crezca. Cuando comenzamos, la ilusión y el optimismo son fuerza impulsora, fuente de la capacidad de enfrentar adversidades y desafíos no siempre amigables. Pero soñar y apasionarnos no son garantía, por si misma, que arribemos a buen puerto. Que hacer para ser parte de los que sobreviven? Que tomar en cuenta? Aquí van algunas sugerencias:
- La especialidad: identifiquemos nuestra especialidad, lo que nos hace diferentes. Por lo tanto, evitar ser “todólogos”. Se requiere conocer los clientes que nos importan, la propuesta que nos identifica, y renunciar a lo que no es parte de ese camino. La especialización es fuente de diferencia con otros, y da lugar a manejar precios desde una mejor posición. Se puede basar en procesos, algún aspecto del producto o servicio, la entrega, u otros. Pero nunca en definiciones vacías como: “buena atención al cliente”, o “calidad y precio” como ejemplos.
- Dirigir: emprender implica hacer un poco de todo. Pero es importante no perder de vista los aspectos claves de la gestión, y evitar que lo operativo nos distraiga y haga perder el foco. Ser emprendedor y tener habilidades directivas no son sinónimos, por eso hay que formarse y nutrirse de conocimientos que nos hagan mejores directivos. Además, busquemos delegar o tercerizar aquello que podamos. Recordemos que pensar es gratis, no hacerlo es carísimo. Por eso es definitorio que la dirección pueda tener tiempos para verificar el rumbo, y pensarse en la gestión cotidiana.
- Gestionar ventas: es un capitulo difícil, pleno de prejuicios,. Pero es inherente al desarrollo dedicar tiempo a gestionar ventas, la planificación de entrevistas, y sobretodo, disposición a tolerar problemas y rechazos. Los amigos y familiares, primeros compradores, se terminan rápidamente. Luego se inicia el arduo trabajo de captación de nuevos clientes. Ahí es donde el emprendedor debe poner en marcha una serie de actitudes, cualidades y habilidades para conquistar y retener mercados concretos.
- Fijar precios: es una creencia arraigada que poner precios bajos atrae a los clientes. Pero debemos pensar de otro modo. Los precios bajos no fidelizan y además no dejan la utilidad que necesitamos para crecer. Por lo tanto se requiere aplicar una política de precios que maximice los beneficios, segmentando según criterios que permitan aprovechar oportunidades de mercado.
- Los números del negocio: es un gran déficit entre emprendedores y empresarios el desconocimiento de los números claves del negocio. A tal efecto, necesitamos de un tablero de gestión simple, que no nos complique con datos innecesarios, y permita un monitoreo ágil de la marcha del negocio. No se trata de encontrar sistemas sofisticados que después no hagamos uso, si no de un conocimiento que nos permita tomar decisiones para concretar nuestros sueños, que encuentran en los números su plena radiografía.
- La pasión y la razón: la pasión es la energía que mantiene vivo el emprendimiento y nuestro corazón, en la búsqueda de oportunidades y soluciones a los desafíos del camino. Pero la pasión, a su vez, es origen de tropezar con la misma piedra de modo insistente. Como dice el dicho: “tropezar no es malo, enamorarse de la piedra si”. Demos lugar a la razón, los fríos números, y las opiniones de los otros, que nos orienten en la toma de decisiones.
- Formar equipos y redes: la era que vivimos, de grandes cambios, velocidad de innovación, con productos y servicios rápidamente perecederos y de fácil imitación, nos obligan a constituir equipos y redes para mejorar el desempeño. No es tiempo de creerse un iluminado y sabelotodo. La incertidumbre y multiplicidad de variantes del contexto, así como el cumulo de información y conocimientos requeridos hoy para gestionar negocios, nos obligan a una amplia red de intercambio.
- Emprender en familia: es usual compartir emprendimientos en familia, ámbito de mayor confianza. Simplemente, algunos consejos:
- Diferencia roles y tareas.
- Crear ámbitos de discusión de temas: no mezclar.
- Separar manejo de fondos personales de los del negocio.
- Formarse y preparase para dirigir.
- Mantener comunicación permanente.
- Atajar las diferencias a tiempo, antes que la bola de nieve los consuma.
Néstor Rabinovich
www.rabinovichasesor.com.ar